lunes, 22 de octubre de 2012

Instrumentos Venezolanos



La improvisación al cantar hechos de la vida cotidiana,
de las jornadas de trabajo y de acontecimientos
importantes, se hace en forma de coplas y es una de las
manifestaciones musicales que tienen mayor relevancia.
Los intérpretes son acompañados por músicos y recitan
al pueblo con habilidad y humor cuando lo hay, pero
siempre con un hondo sentimiento sobre el ideal de la
vida y sus necesidades. Esta improvisación da paso a una
expresión propia de los llanos: el contrapunteo, en el que
dos vocalistas se alternan al cantar sus coplas, imprimiéndole
su ingenio a la continuación de la copla dejada
por su interlocutor. Cuando el centro de la música es el
arpa ésta se acompaña por el cuatro y las maracas.
La vida en el llano es cruda, y los veranos son tan
intensos como la temporada de lluvias; por eso resulta
impactante la confabulación que se da entre un instrumento
como el arpa, que en principio fue empleado para
interpretar música religiosa, y la voz y el sentimiento de
hombres que se enfrentan a diario con las inclemencias
del medio ambiente.
En esta región podemos encontrar que la música gira
alrededor de un instrumento llamado líder o melódico
(arpa, bandola, bandolín o guitarra) y dos instrumentos
acompañantes que generalmente son el cuatro y las
maracas, que popularmente son reconocidas como
capachos69.
El arpa es un instrumento cordófono compuesto, casi
siempre construido en cedro aunque su madera puede
variar, siempre y cuando sea resistente y duradera. La
más usada en la música de esta región es la conocida
como arpa de marco diatónico, heredada de los jesuitas.
”Este instrumento fue muy utilizado en todo el territorio
hispanoamericano durante los siglos xvii y xviii
como instrumento solista y armónico tanto en la música
religiosa como en la profana. Posteriormente, durante el
siglo xviii, se consolidó como el instrumento principal
de varios géneros de música regional tradicional latinoamericana70”
El cuatro71 tiene una caja de resonancia y se interpreta
mediante el rasgueo y pulsación digital en el mango;72 es
más corto y pequeño que la guitarra, de donde proviene73.
Posee cuatro cuerdas que en sus comienzos eran
de tripa y ahora son de plástico, que vienen atadas al
puente y salen directamente al clavijero mecánico. El
diapasón se extiende sobre la mitad de la tapa frontal en
una misma placa de madera, de corte muy fino que casi
siempre posee figuras decorativas o chapillas en la
mediatapa, que lo protegen de las uñas ya que es un
instrumento que se interpreta por medio del rasgueo74
recio. Su afinación de agudo a grave por cada cuerda
corresponde en la notación tradicional a las notas de si,
fa#, re y la (B, F#, D y A. )
El Cuatro es un instrumento musical típicamente venezolano, de origen llanero, que consta como lo indica su nombre de cuatro cuerdas, las cuales pueden ser de tripa o de nylon, y que se denominan de izquierda a derecha: cuarta, segunda, primera y tercera, pero que musicalmente le corresponde, los nombres de: LA, RE, FA# y SI.
http://www.venezuela.ch/cancionero/cuatro.html
http://www.elcuatrovenezolano.com/
La bandola llanera proviene directamente de la
guitarra renacentista española. Se compone de cuatro
cuerdas y su afinación es variable aunque la más generalizada,
denominada natural de bandola es, de agudo a
grave: Mi, La, Re y La. Posee un mango de diez trastes:
ocho en el diapasón y dos en la tapa. Es fabricada de
alguno o varios de los siguientes materiales: pino abeto,
palisandro (Palo Santo de la India), ébano o cedro.
Existe también una bandola marcante llamada pin pon
que sólo tiene tres cuerdas.
El bandolín, es un cordófono derivado de la mandolina
o del tiple requinto santandereano; se afina con la
misma relación interválica de la bandola llanera, pero
dependiendo de su tamaño, varían los sonidos reales.
Tiene cuatro órdenes dobles. , mi, la, re, y sol
Los capachos o maracas son los únicos idiófonos utilizados
en la música que prevalece en esta región. La
fabricación de las maracas esféricas u ovoides, se lleva a
cabo con dos76 calabazos secos, que llevan dentro una
diferente cantidad de semillas secas de capacho, para
obtener distintos sonidos. Existen dos tipos, las denominadas
macho y las hembras. Cascabel, cascabelina o
cunchas.
El furruco es un instrumento usado para marcar los
bajos en sus canciones. Las partes que integran este
instrumento son: Un cilindro de madera hueco en los
extremos y en uno de ellos recubierto con piel de algún
equino o bovino78. Una barra de caña brava, recubierta
de cera de abeja, clavada o insertada en la mitad del
cuero que al ser presionada hacia abajo o hacia arriba
produce un sonido muy grave. Los tonos de este instrumento
varían de acuerdo a la presión que se ejerza sobre
la vara, la rapidez con la que entre, la profundidad que
alcance y otras variables que hacen muy complicada su
interpretación.

La Música Venezolana


La música venezolana es de las mejores de la América española, y sin embargo, casi no se conoce fuera de Venezuela. Quizás sea por algo que le oí decir muchas veces a Arturo Uslar Pietri: la calidad no se vende, la falta de calidad sí. Allí está, para demostrarlo, el caso del Merengue venezolano, o más específico aún, el Merengue caraqueño, que es (o casi habría que decir “fue”) muy superior al dominicano, pero se quedó en Caracas, en tanto que el dominicano se conoce en el mundo entero. Ambos, el caraqueño y el dominicano, provienen de la Contradanza española modificada especialmente por los esclavos africanos. La otra forma musical caraqueña fue el Paso Doble, hoy también desaparecido, y que no era una copia del madrileño, sino más bien una versión caraqueña, simplificada, del Paso Doble canario. Y hubo además, aunque nunca tuvo mucha importancia, la Polka, igualmente hija de la Polka canaria con su carga de humor urbano. El Merengue y el Paso Doble tuvieron algo muy parecido a un renacimiento gracias al trabajo de los “Cañoneros” caraqueños, que no sólo los tocaban en fiestas y en actos públicos, sino que los grabaron para la posteridad.
Como para ratificar lo dicho y pensado por Uslar Pietri, el Joropo es considerado, fuera de Venezuela, la manifestación más importante del folklore venezolano. Cuando es de las menos ricas. El Joropo, que es tan colombiano como venezolano, es descendiente directo del Fandango español. En Venezuela lo hay especialmente en los Llanos, que es el más conocido, aunque también existe en otras regiones, especialmente en los Valles del Tuy, en donde, por cierto, los “arpistos” suelen “calentar” sus instrumentos con melodías del preclásico y el barroco europeo, que tomaron, obviamente, de la música que solían ejecutar los amos de las haciendas en los tiempos coloniales, y que los esclavos escuchaban desde afuera de las casas. El llamado “Joropo tuyero” es bastante más interesante, musicalmente hablando, que el llanero, y también, como para darle la razón a Uslar Pietri, es menos conocido.
En el Oriente del país, especialmente en el Estado Sucre y en la Isla de Margarita, sobreviven varias de las formas musicales mejores y más puras venidas de España, o mejor aún, de las Islas Canarias: el Polo, la Malagueña, la Jota, a los que hay que agregar el Galerón. El Polo, que a veces es alegre y a veces triste en cuanto a lo que narra o expresa, es musicalmente alegre, y aunque llegó de las Canarias aquí se convirtió en venezolano al mezclarse con las formas musicales indígenas. Existe también y es casi idéntico, en Coro, al Occidente del país. La Jota es más bien melancólica, canto de pescadores, tal como la Malagueña, que se diferencia de la Jota en que es cantada en tono mayor y en que, sin duda, está bastante más cerca de la Malagueña canaria. El Galerón no es otra cosa que la Décima, con una melodía muy específica del Oriente que lo diferencia de la Décima occidental, especialmente de la zuliana. Lo canario también se impone en la Fulía, hija o nieta de la Folía, y que se oye aún, algo mezclada con lo africano, en las costas de Miranda y del centro norte del país. También en Oriente y en otras zonas sobreviven formas indígenas casi puras, como el Mare-Mare y algunas danzas relacionadas con la cacería y la pesca. Y en los Valles del Tuy, en el Estado Miranda, están los Diablos de Yare, clara demostración más bien del mestizaje indígena, africano y español, que está ligada a la celebración del Corpus Christi.
Y así como Margarita y Cumaná y sus zonas de influencia son muy ricas en materia de música, el Estado Lara, en la zona centro-occidental del país, por sí solo, es una región de impresionante patrimonio musical. El Tamunangue bastaría para poner su nombre en el mapa cultural del continente. Es una manifestación que se practica en una vasta región comprendida entre El Tocuyo y Curarigua en honor a San Antonio de Padua, y que refleja también la enorme presencia de los canarios es Venezuela y cómo su música se mezcló aquí con la indígena y la traída del África por los esclavos. Empieza con un Salve, una oración cantada con lentitud, a la que le siguen la Batalla, el Seis figureao, la Juruminga, la Bella, la Guabina, el Vivivamos y la Perrendenga, expresiones todas de singular belleza no sólo musical, sino coreográfica.
La música andina es diferente a la del resto del país, y llama la atención en ella, aun cuando no es exclusivo de Los Andes, la presencia del violín como instrumento folklórico.
Por supuesto, esto no es sino un ejercicio muy superficial. Hay manifestaciones y formas variadísimas, que demuestran que en buena parte fue Venezuela el territorio por donde más entraron los usos y costumbres de los españoles, especialmente de los canarios, para mezclarse con los de los indígenas y los africanos. En esa materia es mucho lo que falta por hacer, pero es también mucho lo que han hecho personas como Juan Liscano, Isabel Aretz, Luis Felipe Ramón y Rivera, Oswaldo Lares y, recientemente, instituciones como la Fundación Bigott.
Capítulo aparte merecen las expresiones de origen africano traídas a Venezuela por los esclavos en su migración forzada, y que reflejan el origen específico de quienes las practicaban y las siguen practicando. Fundamentalmente se encuentran en las regiones costeras y muy ligadas a las fiestas de San Juan y de San Pedro. No han escapado a cierta mezcla con lo indígena, pero es fácil identificarlas con las regiones de África de donde llegaron, por ejemplo, el Mina, la Curbeta, los Laures, los culo’e puya, integrados por tres tambores: Prima, Cruzao y Pujao, que se complementan con maracas y guaruras (conchas marinas). En el Estado Miranda son especialmente importantes las fiestas de San Pedro, en las que lo negroide se mezcla aún más con lo indígena. De ese género son los Golpes de Tambor, que se combinan con formas más lentas como el Sangueo. En Zulia, Mérida y Trujillo, es decir, en el Sur del Lago de Maracaibo, y ligados a las fiestas de San Benito, se destacan los hermosos y casi solemnes Chimbángueles, a veces llenos de una nostalgia de espacios perdidos, y compuestos por siete tambores: mayor o arriero, respuesta o respondón, cantante, segundo, dos requintas y un media requinta. Las formas verbales que acompañan esas manifestaciones en todo el país suelen ser muy rudimentarias pero también muy expresivas. Siempre me ha llamado la atención una de ellas, que acompaña en la costa las fiestas de San Juan, y que dice: “San Juan ta’ borracho – Yo también / Así como vamos – Vamos bien”. Ojalá que el país todo, algún día, pueda decir lo mismo.

ORIGEN Y EVOLUCION DE LA MUSICA EN VENEZUELA



En sus inicios, la musica en Venezuela como elemento artistico, de aporte cultural, de aprendizaje a traves de una catedra, musica religiosa, instrumental clasica, de opera...es traida en el siglo XVI como un aporte mas de la colonia a la cultura criolla del Venezolano.
Y con la aparicion de la Iglesia, elemento de gran influencia sobre las sociedades coloniales, comienzan a traerse musicos y maestros que empiezan a enriquecer, ensenar y difundir este importante patrimonio.

He aqui algunos datos historicos:

SIGLO XVI
Los Inicios:
En 1528 el conquistador español Juan de Ampíes, funda la ciudad de Coro y dos años más tarde, el 21 de julio de 1530 el Papa Clemente VII (1523-34) erige a Coro en Obispado, hecho que implicaba la creación de una Capella catedralicia y la designación de un Chantre o Maestro de Capilla. El primer obispo será don Rodrigo de Bastidas, quien llega a Coro después de su visita canónica a Puerto Rico, en 1536. Será sucedido por don Miguel Ballesteros el 22 de agosto de 1546.
En 1534 llegan a Coro el designado Deán de la Catedral de dicha ciudad, presbítero y buen cantor Juan Rodríguez de Robledo (¿1504-1570) y el religioso y músico Juan Fructos de Tudela, nombrado primer Chantre del nuevo obispado, quienes se encargan de gobernar la diócesis mientras arribaba el obispo Bastidas, lo cual sucede en 1536.

16 de Julio de 1591: El Ayuntamiento de Caracas acuerda la contribución de 50 pesos a fin de subvencionar al Profesor Don Luis Cárdenas Saavedra para la fundación de una Escuela, entre cuyas enseñanzas figuraría el Canto Llano.

Melchor Quinttela, organista de la iglesia de Caracas en 1592. Se le nombra en las actas del Cabildo de Caracas del día 31 de julio del mismo año; solicita y recibe un sueldo del Cabildo por su trabajo: .pidió petición Melchor Quintella, organista, se le nombre salario por servir a tal organista.y que en el ynter toque los órganos que se le pagará. Este es el primer organista que se nombra en la ciudad de Caracas (Enc.Bigott, p 488).

8 de Agosto de 1593: El mismo Ayuntamiento acuerda abonar a Don Juan Arteaga, 30 pesos anuales como Profesor de Canto en la Escuela fundada por Cárdenas (María Luisa Sánchez, p. 5).

SIGLO XVII
El 20 de junio de 1637, Felipe IV mandaba a erigir en Caracas la iglesia catedral; se menciona a Juan García Moreno como organista de la nueva sede episcopal caraqueña.
Será sustituido años más tarde por Blas de León Ordóñez

José de León, designado organista de la Catedral de Caracas desde 1658 hasta 1669, cuando renunció.

En 1669 se reseña la existencia de un clave grande en Caracas, este instrumento le es prestado a Fray Felipe Salgado del Convento de S. Jacinto.

En 1671 se crea el cargo de Maestro de Capilla en la Catedral de Caracas y se designa al Pbro. Gonzalo Cordero (¿1620-1679) para ocupar este cargo, al cual se le asignan 300 pesos anuales como pago.

El 21 de abril de 1687 es nombrado Maestro de Capilla de dicha Catedral, el Pbro. Don Francisco Pérez Camacho, (1659-1724) músico nacido en El Tocuyo; a él se confiará también en 1689, la enseñanza del Canto Llano y Música figurada en el Colegio Seminario de Sta. Rosa .a todos los que deseen aprenderlo, para lo cual se le asigna un sueldo de 200 pesos anuales y 25 adicionales. También en 1689, El XIV Obispo de Venezuela, Mons. Dr. Diego de Baños y Sotomayor, dicta las Constituciones del Colegio Seminario de Santa Rosa de Caracas; en ellas se señala que .a las diez de la mañana acudirá el maestro de música a dar lecciones de canto llano a los seminaristas y demás que quisieren. (Ob.cit. Cap.8°).

SIGLO XVIII
El 18 de Diciembre de 1771, el Obispo Mariano Martí instala el Oratorio de los Neristas.
El Padre Pedro Ramón Palacios Sojo Gil de Arriata (1739-99), conocido como el Padre Sojo propone las premisas de su Congregación para el nuevo Oratorio:

1) Servir a Dios utilizando el arte y la cultura, especialmente la música.
2) Fundar una Academia de Música.
3) Promover las Veladas Musicales en las Haciendas de La Floresta, San Felipe y Blandín, ubicadas en lo que es hoy el Municipio Chacao (Enciclopedia de la Música en Venezuela, p. 366).
Ambrosio Carreño (1721-c. 1801) -posible primer maestro de Juan Manuel Olivares- Primer músico de la dinatía de los Carreño, hijo de Adrián Carreño y Antonia Quirós. Destacado como Maestro de Capilla y organista, fue alumno de música del padre Jacobo de Miranda Cienfuegos, se desempeña como Maestro de Capilla del Oratorio de los Neristas (Oratorio de San Felipe de Neri) y se le asigna un pago de 10 a 15 pesos, hasta 1774.

La Escuela de Chacao
A comienzos de la Década de 1780, el Padre Pedro Palacios y Sojo hacia 1784, designa a Juan Manuel Olivares (1760-1797) como su joven director.
Esta no será una ACADEMIA como tal, es una ETIQUETA ESTILÍSTICA que define al grupo de compositores que por iniciativa del Padre Sojo, se congregaron y trabajaron alrededor de Olivares en la Caracas de entonces y hasta 1799.

Merecen especial mención en este grupo como Maestros de esta Escuela:
José Francisco Velázquez El Viejo (1755-1805)
José Antonio Caro de Boesi (c.1760-1814)
José Angel Lamas, (1775-1814) el más importante compositor del período. Nombrado Bajonista de la Catedral de Caracas en 1796, cargo que ocupó durante 18 años. Su obra más importante es el Popule Meus (1801). Además es autor de una conocida Misa en Re M (1810) para voces y orquesta un Miserere y otras obras religiosas.
Juan José Landaeta, en 1811 crea el Certamen de Música Vocal e Instrumental, proyectado como Escuela de Música con una orquesta anexa. (1780-1814)
José Francisco Velásquez El Joven (1781-1822)
Cayetano Carreño (1774-1836)
Lino Gallardo, en 1819 crea una Academia de Música e incluye la formación de una orquesta. (1773-1837)
Juan Meserón, compositor de varias Sinfonías y autor de la obra teórica Explicación y conocimiento de los principios generales de la Música primer texto venezolano de enseñanza musical publicado en 1824. (1779-c.1845)
Pedro Nolasco Colón, organista y compositor, autor de un conocido gradual aleluyático Qualis est, entre otras obras. (17¿?-1813)

Otros Maestros venezolanos del Siglo XVIII:
Bernabé Montero (¿-?), nació en el siglo XVIII y murió en el XIX.
Dionisio Montero (¿?-1806) De su producción solo se conserva una breve pieza de piano Melodía del siglo pasado. Se destacó como organista, pianista y compositor.
Mateo Villalobos (1774-¿?), Francisco y Pedro Villalobos
José Rodríguez (¿-1814), compositor, violinista y director de orquesta.
Marcos Pompa (¿-1812) y
José de la Luz Urbano (1755-1810), organista de la Catedral de Caracas.

Rasgos resaltantes en las Obras de estos maestros
El Contrapunto, la instrumentación, la armonía, las formas musicales, no tenían misterios para ellos, y en el manejo de las voces eran maestros consumados. (José Antonio Calcaño, Contribución al Estudio de la Música en Venezuela).
Humberto Sagredo Araya en un artículo publicado en la Revista Musical de Venezuela en 1975, invita a los investigadores musicales a considerar la música española y latinoamericana del siglo XVIII como una rama paralela al clasicismo vienés, ambas descendientes de la italiana.
...Siempre hemos pensado que sería de vital importancia localizar las partituras que supuestamente llegaron a nuestra tierra desde Europa y que sirvieron de paradigma a nuestros compositores. (Juan Francisco Sans, 1991).

Juicio Crítico
Señala el compositor y musicólogo Juan Bautista Plaza (Revista Nacional de Cultura, N°1, 63, p.120), citado por el especialista José Peñín, que:
...podría decirse que los músicos de la Escuela de Chacao son la expresión intuitiva del alma colonial venezolana o por lo menos la faz religiosa de ésta, muy diferente ya de la que nos legara la Madre Patria... La gran mayoría de las obras conservadas son de carácter religioso. Son obras escritas, en gran parte, para tres o cuatro voces donde el rol de la orquesta es acompañante, lo que no impide que haya trozos instrumentales puros, unos más desarrollados que otros, pero que muestran cómo nuestros compositores han sabido amalgamar el tratamiento polifónico de los italianos, en el cual prevalece la línea melódica del canto apoyada por las voces del conjunto pero sin opacarla y por una Orquesta integrada según el modelo de Mannheim que mantiene con las voces cantantes un sereno equilibrio. La Escuela de Chacao es, tal vez, la expresión artística colonial de mayor validez en Venezuela. La calidad de las obras de nuestros compositores de la época demuestra lo bien que supieron aprovechar las enseñanzas recibidas y el talento de quienes integraron dicha Escuela. (Cfr. Enc. Bigott, p.368).

SIGLO XIX E INICIOS DEL XX
Otros Compositores
Además de los ya mencionados en capítulos anteriores; se destaca también en Venezuela un grupo de compositores entre los cuales cabe mencionar a:

José María Montero (1782-1869) Compositor, organista, docente y Maestro de Capilla. De él se conservan varias obras religiosas. Formó a varios músicos de su tiempo.

José Ignacio Burgos, fagotista y compositor (1783-182?) poco se sabe de su actividad como compositor.

José María Isaza, destacado compositor de obras para coro y orquesta, música religiosa, épica y obras para voz y piano.

Rafael Isaza, autor de numerosos aguinaldos, obras corales y valses.

Román Isaza, pianista, compositor y director de orquesta.

Ramón Montero Organista, compositor y profesor de música del siglo XIX. También se conservan varias de sus obras.

José Ángel Montero (1832-1881) Hermano del anterior. Es uno de los compositores más destacados del siglo XIX. Autor entre otras muchas obras, de la ópera Virginia estrenada en Caracas el 26 de abril de 1873. Autor de zarzuelas, música sacra, etc.

Felipe Larrazábal (1816-1873), uno de los compositores más importantes en la Venezuela del siglo XIX. Autor de muchas obras para piano, de cámara y piezas para canto.

Ramón Lozano (1780-1832)

José del Rosario Ibarra (1790-1838)

Casimiro Arias, compositor, organista y maestro de capilla.

Lúcio Alva (1787-1821), compositor y organista.
Sebastián Lozano
José María Mendible Isaza, alumno de J.M.Olivares.

José María Cordero, compositor y director de orquesta.

Francisco Javier Ustáriz (1772-1814), abogado, político, legislador, militar y destacado compositor, autor de varias obras, entre ellas una Misa.

Narciso Lauro, músico y docente de finales del siglo XVIII.
José Antonio Páez (1790-1873) prócer de la Independencia, compositor y mecenas musical.

Pedro Pereira, organista de San Felipe de Neri.

Manuel Peña Alba, se le considera alumno de la Escuela de Chacao. Se destacó como instrumentista de Orquesta.

Juan Bautista Carreño, Destacado compositor de quien se conservan varias obras. Hijo de Cayetano Carreño y maestro de capilla de la Catedral de Caracas en sustitución de su padre.

Juan de la Cruz Carreño, autor de varias obras que aún se conservan: In Monte Oliveti, Jaculatoria de Jesús Crucificado.

José Lorenzo Montero (¿-1857), compositor hijo de Bernabé Montero y hermano de Dionisio José y Bernardino Montero. Se conservan varias de sus obras: Misas, Himnos, Oberturas, etc.

Francisco de Paula Magdaleno (1852-1910), violinista, clarinetista, compositor y director de orquesta y banda. Dirigió la Banda Marcial Caracas. Es el autor de la conocida y popular marcha rápida Diana Carabobo.

Francisco de Paula Aguirre (1875-1939), compositor del joropo Amalia y del valse Dama Antañona.

Paz Abreu (1848-1880) pianista y violinista caraqueño; profesor de piano en la ciudad de Barquisimeto, donde murió.

Heráclio Fernández (1851-1886), autor del famoso valse joropeado El Diablo Suelto y compositor de otros valses, una Misa y otras obras.

Ramón Delgado Palacios (1867-1902), destacado pianista, compositor, maestro de capilla, organista y docente. Formado en el Conservatorio de París. Autor de numerosas obras y hermosos valses para piano.

La Academia de Música y la Sociedad Económica de Amigos del País, en el Siglo XIX
La aprobación de la Academia se hace pública en la Gaceta de Caracas del 27 de enero de 1819, consistía en una sociedad de conciertos y no en un centro de formación musical. Sus miembros y varios aficionados integraban una orquesta.
En 1829 se funda la Sociedad Económica de Amigos del País entre cuyas metas se encontraba el fomento de la enseñanza musical que había caído en postración.
En 1831 se establece la Sociedad Filarmónica de Atanasio Bello Montero (c.1800-1876) y José María Izaza. Se incluye una Escuela de Música con orquesta de alumnos y una Sociedad de Conciertos.

La Academia de Bellas Artes
La Diputación de Caracas en resolución del 3 de diciembre de 1849 establece la Academia de Bellas Artes, la cual tendrá una Escuela de Música.
Dicha Escuela se instala el 1 de enero de 1850 y su primer director será el maestro Atanasio Bello Montero, compositor, violinista y director de orquesta.
La Escuela se abre con 29 alumnos: 12 de violín, seis de piano, cinco de flauta, cinco de canto y uno de trompa (corno) y como profesor de clarinete, el destacado músico Luis Jumel.

El Conservatorio de Bellas Artes
Por Decreto del 7 de mayo de 1870 se crea el Conservatorio de Bellas Artes, el cual se encarga también, de la enseñanza de la música. Su director será el compositor, humanista y político don Felipe Larrazábal (1816-1873).
Siete años después, en 1877, se convierte por Decreto del 3 de abril, en el Instituto de Bellas Artes y su director será el general, músico violonchelista e historiador, don Ramón de la Plaza Manrique (1831-1886). En julio del mismo año, se publica el Pensum de Estudios Musicales, el cual comprende: Melodía, Solfeo, Canto, Música Instrumental, Armonía, Contrapunto y Fuga, Instrumentación, Composición, Historia del Arte, Estética y Filosofía Crítica de la Música.
A fin del mismo año 1877, el Instituto cuenta con 46 alumnos y su director-presidente es el compositor, violinista, pianista, jurisconsulto y político don Eduardo Calcaño (1831-1904). En este Instituto figuran también: Francisco M. Tejera (1840-1878), pianista, compositor y docente; Carlos Páez, Juan Bautista Abreu, profesor de piano, maestro de capilla, organista y constructor de órganos; Salvador Llamozas, (1854-1940) pianista, docente, crítico y editor; Manuel F. Azpúrua, Pedro Ramos, destacado violinista de Caracas; Juan B. Calcaño, compositor y pianista; Manuel Hernández, compositor y destacado flautista; Antonio Jesús Silva, (1833-¿?) compositor, teórico, pianista y docente; José Angel Montero, el compositor de mayor fama en este tiempo, a quien ya nos hemos referido; Jesús María Suárez, (1845-1922) también pianista, docente y compositor; Rafael M. Saumell, pianista, director de orquesta y docente; y Leopoldo Sucre (1838-1902) pianista, compositor, director de orquesta y de la Banda Marcial Caracas a partir de 1889, como sucesor de Federico Villena.

La Escuela Politécnica
En el mes de marzo del año 1884 se crea la Escuela Politécnica, dentro de su Plan de Estudios se contemplan las cátedras de teoría musical y de solfeo (Decreto del 14 de marzo de 1884) pero al año siguiente se excluye a la música del Plan de Estudios de dicho Instituto.

La Academia Nacional de Bellas Artes
Dos años más tarde, el 4 de agosto de 1887, se crea la Academia Nacional de Bellas Artes, y entre las materias de enseñanza especializada se incluye la música. Se establecen dos (2) años para el aprendizaje de los instrumentos de viento metal o cobres; tres (3) años para el piano, el solfeo, el canto y los instrumentos de viento madera y (4) cuatro años para el de los instrumentos de cuerdas.
Dicha Academia se inauguró solemnemente, en la casa propiedad de la Nación ubicada con el número Oeste 1 (Esquina de Sta. Capilla), el 10 de octubre de 1887. En este Instituto impartieron la enseñanza de la música: Federico Villena (1835-1899), El compositor más importante en Venezuela durante esta parte del siglo XIX. Natural de Turmero, Estado Aragua, violinista reconocido, organista y maestro de capilla, ejecutante de otros instrumentos, compositor, docente, director de orquesta y de bandas; director de la Banda Marcial Caracas en 1882 hasta su muerte. Ignacio Bustamante (¿-1921), Alumno de Juan Bautista Abreu, se destacó como pianista, compositor y docente. Francisco de Paula Pineda (¿1850-¿?), Compositor y guitarrista, profesor de dicho instrumento. Rogerio Caraballo, compositor, flautista y violinista, además de director de orquesta. Ocupó el cargo de docente en la cátedra de instrumentos de cuerdas; y Manuel E. Hernández, también flautista, compositor y docente. Autor de varias obras para orquesta, banda, música vocal y repertorio pianístico. Pedro Elías Gutiérrez (1870-1954) contrabajista, compositor y director de orquesta y de la Banda Marcial Caracas desde 1911 y hasta 1949; autor de misas, valses y zarzuelas, entre ellas, la Zarzuela y el joropo Alma Llanera. Jermán Ubaldo Lira (1867-1970), organista, compositor y director de bandas.

Hasta 1892 se enseñó en dicho edificio, tanto la música como las artes plásticas; luego fue destinado a cuartel militar y en 1893 se le destinó nuevamente, a la enseñanza de la música y de las artes plásticas pero con un nuevo nombre, se le llamó:
Conservatorio de Música y Declamación y en 1905, se le cambió la denominación por Instituto de Bellas Artes. En 1912, se retoma el nombre de Academia de Bellas Artes y Conservatorio de Música y Declamación; luego, en 1915, se le llama Escuela de Música y Declamación.
En 1941 se llamó Escuela Nacional de Música; y en 1945, Escuela Superior de Música y más tarde, Escuela de Música José Angel Lamas.

Teresa Carreño y Reynald Hahn
Mundialmente famosos desde finales del Siglo XIX

María Teresa Carreño García de Sena
Nace en Caracas en 1853 y muere en New York, el 12 de junio de 1917. Se destaca desde niña como prodigiosa pianista. Comienza así, una carrera llena de éxitos que la llevan a superar su preparación y condiciones naturales en las principales ciudades del mundo. Contó con el aprecio musical tanto de Franz Liszt como de G. Rossini. Se relacionó con los grandes de la música de su tiempo y realizó triunfales conciertos en varias capitales de Europa y en Estados Unidos. Como compositora no fue poseedora del mismo talento que poseía para el piano, sin embargo produjo una buena cantidad de obras para piano, para voz y piano, para coro y orquesta y música de cámara. Son famosas entre otras obras, su conocido Himno a Bolívar y su Grande Vals o Vals Gottschalk, dedicado al virtuoso Louis Moreau Gottschalk.

Reynaldo Hanh
Nace en Caracas en 1874. Fija su residencia en Francia y muere en París, el 28 de enero de 1947. Alumno de composición de Jules Massenet, se destacó como compositor, director de orquesta, cantante, pianista y crítico musical.

Entre sus obras destacan: Chanson grises, Études latines, Chansons vénitiennes, las comedias musicales Mozart (1925), Brummel (1931, las operetas: Ciboulette (1923), Malvina (1935); las óperas Nausicaa (1919), Merchand de Venise (1935), conciertos, piezas instrumentales y música de cámara, además de muchos escritos periodísticos sobre crítica musical. Llegó a ser Director de la Opera de París. (Cfr.J.A.Calcaño, ob.cit. 229.233).